Me veía a mi mismo de lejos, en un pasado no tan pasado, y me despreciaba, me consideraba el peor de los imbéciles, como el niño que agarra su juguete preferido, el que mas quiere, y lo golpea sistemáticamente contra el suelo, para ver si es resistente o no. No, no era tan resistente como yo creía: se hizo pedazos, me quede sin mi juguete preferido. Y ya puedes llorar, ya que no lo volverás a tener.
1 comentario:
Q HERMOSO ESCRITO QUERIDA... ^^ TAN REALISTA...
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